Algunos negaban su existencia, otros creían que se trataba de una profecía que jamás llegaría a cumplirse. Sin embargo, ya está aquí. La postedición ha llegado a nuestras vidas, y lo ha hecho para quedarse. Dejadme que os explique el motivo por el que me he animado a escribir este post. Tiene su aquel.
Hace unas semanas, como parte de mis tareas, me tocó participar en una traducción-postedición de un cliente que desarrolla aplicaciones de diseño gráfico. Se trata de un cliente grande, cuya terminología, estilo y memorias de traducción están absolutamente contrastados y que desde hace un tiempo ha decidido utilizar el motor de traducción automática de mi empresa (iMT). Para ser sinceros, la verdad es que en general el resultado de la traducción automática era muy bueno, dado que se trataba de una ayuda en línea, con frases sencillas, terminología de un glosario, etc. No obstante, casi al final del texto me encontré con una oración cuya traducción automática decía algo parecido a: “[…] para conseguir un efecto realmente polaco”. La verdad es que no pude contener la risa, porque la frase en inglés terminaba más o menos así: “[…] you will get a very polished effect”. La cuestión es que esta anécdota me resultó especialmente graciosa porque me recordó a mi novia cuando vivíamos en Londres. Ella trabajó durante un tiempo en hostelería y entre todos los compañeros hablaban una especie de Spanglish (algo no tan raro cuando trabajas en un ambiente con muchos hispanoparlantes, por cierto). Al final hasta en casa nos acabamos acostumbrando a escuchar que si había estado polichando, para referirse en realidad a que había estado secando los platos. El quid de la cuestión es que si las propias personas a veces terminamos aceptando como natural las expresiones más inverosímiles (¿pero quién no traga a menudo con las implementaciones?), ¿cómo va a resistirse la traducción automática al enigmático atractivo del “efecto polaco”? 😉
Además de esta anécdota que sobre todo me sacó una buena sonrisa, el otro motivo que me llevó a escribir esta reflexión es que hace no demasiado se puso en contacto conmigo una traductora que tenía muchas dudas acerca de las herramientas CAT. Lleva toda la vida (más de 25 años) traduciendo manualmente de forma artesanal, por así decirlo. La cuestión es que me pareció admirable que ahora tenga interés por progresar y enfrentarse a la nueva realidad. Parte innegable del nuevo escenario profesional de la traducción es la postedición, a la que, desde mi punto de vista, todos debemos acostumbrarnos porque:
a) Desde la perspectiva de la satisfacción del cliente, hay muchos que por cuestión de relación calidad-coste lo exigen como método y, por tanto, como buen profesional se deben desarrollar las capacidades necesarias para ofrecer el servicio.
b) En el plano económico, la postedición representa una oportunidad de negocio para los traductores. La tecnología y el perfil profesional evoluciona y es necesario adaptarse. Sorprende que, a pesar de que hay muchísimos buenos traductores, no hay tantos que sepan y quieran hacer postedición. Personalmente, creo que esto es un error, ya que, aunque al principio cuesta desarrollar la técnica (“tragar” con algunas estructuras, etc.), al final compensa porque te brinda más oportunidades de trabajo.
Los profesionales que fueron pioneros en afrontar el reto hace años, gozan ahora de prestigio y ponen de manifiesto su versatilidad. La cuestión es que creo que, ante situaciones en las que inicialmente podemos mostrarnos reticentes, debemos aprender a ver las cosas con perspectiva de futuro. Debemos adaptarnos a las innovaciones y las exigencias profesionales en constante cambio. Al fin y al cabo, si somos capaces de acabar acostumbrándonos a expresiones lingüísticas inverosímiles (que en realidad no son más que una representación de la propia realidad) y terminamos por polichar los platos después de fregarlos, ¿no vamos a ser capaces de resolver el “efecto polaco” que nos plantea la postedición? Por supuesto que sí, sólo se trata de voluntad, como me mostró a mí, y espero que a todos, la traductora de la que he mencionado anteriormente.
Bueno, no me extiendo más.
Un saludo,
Álvaro
Recomendación musical: últimamente estoy escuchando mucho piano. Como propuesta relajante, Yurima, The Sunbeams They Scatter.